Estampas (I): Tango en crudo

La gente se asoma a la vidriera de la carnicería Barletta y ve una chica de pelo negro cantar sentada frente a un teclado blanco. A su lado, Aldo la acompaña con la guitarra, y alrededor de ellos los curiosos escuchan los tangos en la potente la voz de Guillermina. Tangos que hablan de amores y desamores, de heridas, de mufas, del barrio, de lo cotidiano. Los clientes van llegando y se dejan llevar. El mate pasa entre canciones de Discépolo y Mores, de Eladia Blázquez y Fito Páez. El público se apoya en los mostradores, algunos se sientan en el suelo, otros miran desde la puerta. Guillermina termina una canción y alienta a comprar milanesas y cortes para el asado. Sentada delante de unas bolsas de carbón dice:
-¡Qué lindo tocar acá, en la carnicería! Esto sí es bien tanguero.

Texto: Jésica Delgado / Fotos: Estanislao Simonetti.
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